No te olvides nunca de..
Mirar a tu hijo a los ojos, porque en ellos está la verdad.
Brindarle tu ayuda, no lo desampares.
Escucharlo: siempre aprenderás algo nuevo.
Ofrecerle una hora de tu valioso tiempo.
Jugar con él: cantar, reír, dibujar, ser feliz y, sobre todo, volver a ser niño(a) nuevamente.
Acompañarlo en todos los momentos de su vida, ayudarlo a crecer sin presionarlo, dejarlo en libertad.
Contarle un cuento, emocionarte y divertirte con sus sueños y fantasías.
Protegerlo cuando sienta miedo y ganas de llorar.
Abrigarlo en el seno de tu familia, con seguridad.
Decirle que lo amas mucho, por lo menos dos veces al día.
Tener presente siempre que un niño feliz es el tesoro más preciado de la vida.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
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Cuanta razón llevas, nada mas bonito en esta vida que poder disfrutar de los niños...
ResponderEliminarPues si, una sonrisa y su carita llena de felicidad no tiene precio.
ResponderEliminarSaludos